domingo, 21 de octubre de 2012

Patxi López vota rodeado de pancartas proetarras


Patxi López vota rodeado de pancartas proetarras





Publicado el 21/10/2012 por 
Los servicios de seguridad de la Ertzaintza y unos jóvenes que portaban carteles en favor de los presos de ETA han intercambiado empujones y golpes cuando estos últimos han accedido a la mesa electoral en la que el lehendakari Patxi López iba a votar.




El Despilfarro del Plan E contribuyendo a la Crisis Economica


EL DESPILFARRO, EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN

Sólo cuatro pueblos de toda España no pidieron dinero del Plan E

Los alcaldes acudieron en masa a solicitar dinero al Gobierno central; la gran mayoría de las obras no era necesaria.


http://www.libremercado.com/2012-10-14/solo-cuatro-pueblos-de-toda-espana-no-pidieron-dinero-del-plan-e-1276471235/


D. SORIANO 
San Juan de la Encinilla (Ávila), Arres (Lérida), La Quar (Barcelona) e Illán de Vacas (Toledo). Los alcaldes de estos cuatro pueblos fueron los únicos regidores de toda España que no pidieron dinero al Gobierno central para realizar alguna obra con motivo del Plan E. Las demás 8.090 entidades locales que existen en España sí encontraron alguna excusa para realizar alguna obra con el dinero de los contribuyentes.
Es bastante lógico que los alcaldes españoles acudieran en masa al fondo creado por José Luis Rodríguez Zapatero. A nadie le amarga un dulce y si el Gobierno decide gastarse 8.000 millones de euros en obras por los pueblos, parece lógico que los regidores se saquen de la manga cualquier tipo de excusa para su localidad: reparar una acera, un carril-bici, un polideportivo nuevo o un centro cultural... Laimaginación de un político en lo que hace referencia a gastarse el dinero que no es suyo suele ser casi inabarcable.
En realidad, el hecho de que sólo cuatro pueblos no tuvieran Plan E es sólo una prueba más de la inutilidad de dicho programa. En un momento en el que la deuda pública ahoga a las administraciones y que éstas responden con subidas de impuestos que golpean el bolsillo de los contribuyentes, es lógico que viendo estas cifras muchos se pregunten si todos los municipios de España necesitaban realmente reparar sus aceras. Leyendo el informe que el Tribunal de Cuentas publicó hace unos días, parece claro que la respuesta debería ser negativa.
En Libre Mercado hemos denunciado cómo el Plan E todavía sigue costando dinero a los españoles tres años después de su finalización, cómo sólo los carteles se llevaron 37 millones de euros y la inutilidad de todo este entramado en a creación de empleo. Pero es que además, del análisis del documento del Tribunal de Cuentas, se puede sacar la conclusión de que todo el procedimiento estuvo trufado de descontrol, irregularidades y falta de probidad en la gestión de los recursos públicos. Se despilfarró. Y, además, se hizo sin la mínima vigilancia debida.
Las siguientes son las denuncias más destacas del organismo fiscalizador:
  • Obras en cada pueblo: además de los cuatro municipios referidos anteriormente, hubo otros catorce pueblos que no recibieron fondos porque ninguno de los proyectos que presentaron fue aprobado por el Gobierno. Viendo las obras que se acometieron a lo largo de toda España, resulta complicado imaginar qué es lo que pidieron hacer los alcaldes de estos pueblos para que les fuera denegado: Barbate (Cádiz), Manilva (Málaga), Urriés (Zaragoza), Longás (Zaragoza), La Muela (Zaragoza), Pinarejos (Segovia), Honecillas (Cuenca), Bausen (Lérida), La Morera de Montsant (Lérida), Los Bancos (Orense), Villalba de Rioja (La Rioja), Petilla de Aragón (Navarra), Zaratamo (Vizcaya), Zaldibia (Guipúzcoa).
  • No necesarias: "El plazo establecido de 54 días para la elaboración y presentación de propuestas de inversión supuso una limitación para la adecuada planificación en la elaboración de los proyectos presentados y para garantizar el cumplimiento de los objetivos establecidos (...). Además, las entidades iniciaron las actuaciones con 30 días de retraso medio que intensificó esta carencia. En consecuencia, no se garantizó que las inversiones propuestas fueran obras nuevas, necesarias para la entidad local y especialmente generadoras de empleo".
  • No necesarias (2ª parte): "En el 70% de los expedientes no se acreditó o no se acreditó adecuadamente la necesidad pública de la inversión, cuestión que además de ser un requisito básico para la adjudicación, supone una garantía de que los fondos públicos se destinen a un fin necesario para la entidad local".
  • Sin supervisión: "En el 17% de los proyectos no se cumplió con la obligación de supervisar el proyecto y en el 33% se incumplió con la obligación de levantar el acta de replanteo de la obra, no garantizándose adecuadamente las condiciones necesarias para que el contrato se ajustara a la realidad existente. Además, en el 9% de los proyectos la supervisión, se realizó con deficiencias, al supervisarse después del replanteo de la obra; en el 11% de los proyectos con acta de replanteo se emitió de forma extemporánea, después de la aprobación del expediente de contratación, y en el 8% de los casos incluso se inició la licitación sin dicho requisito".
  • Despilfarro: "En el 30% de los expedientes de contratación no se incluyó el precio como criterio de baremación para su adjudicación, lo que impidió, al margen de la consideración de otros criterios de puntuación, la determinación de la oferta económica más ventajosa, principio fundamental de la contratación pública. Las entidades locales al tener asegurada la financiación de la ejecución real de la obra con el límite del presupuesto de licitación, no tenían un interés directo en que se produjeran bajas en la adjudicación de los contratos y, de hecho, el 53% de los contratos se adjudicaron sin baja en el precio".
  • Retrasos: "El requisito de ejecución inmediata exigido en la tramitación del FEIL se vulneró en el 44% de los contratos, al iniciarse con un retraso medio de 59 días respecto a la fecha prevista y en el 16% se produjo un retraso medio de 34 días en la licitación respecto al plazo exigido en el Real Decreto-Ley 9/2008
    • Incumplimientos: "Debido a que las entidades locales incumplen sistemáticamente los plazos legales de elaboración y aprobación de los presupuestos, no se garantizó que las inversiones fueran de nueva planificación, pues el 90% de las entidades elaboraron el presupuesto de 2009 cuando ya conocían los proyectos aprobados por el Ministerio para su financiación por el Fondo, lo que permitió no incluir en el presupuesto aquellas actuaciones financiadas por el FEIL".
    • Proyectos sin uso: "El 18% de los proyectos no se encontraban en funcionamiento a 15 de septiembre de 2011, siendo los destinados a la construcción de equipamientos para servicios sociales y los de construcción de infraestructuras los que en menor proporción habían entrado en funcionamiento (un 60% de los mismos). Esto supuso que las entidades que ejecutaron estos proyectos recibieron fondos del FEIL que utilizaron para la financiación de unos proyectos que no repercutieron positivamente en los servicios prestados a sus habitantes".

domingo, 14 de octubre de 2012

Claves de la Semana - Cataluña




Las claves de la semana
por Lucía Méndez.
ANÁLISIS | Las claves de la semana

Mas va ganando

Los protagonistas de la semana, Artur Mas y José Ignacio Wert. | Efe


Los protagonistas de la semana, Artur Mas y José Ignacio Wert. | Efe
Artur Mas, a quien Francesc de Carreras llamaba “el iluminado” en un artículo publicado en La Vanguardia, ha logrado que todo el mundo hable de lo que él quiere. Del Rey abajo. En solo un mes ha conseguido que nadie se ocupe de su gestión, ni de sus recortes, ni de sus dificultades de financiación, ni de su rescate por parte del Fondo de Liquidez Autonómica. La independencia de Cataluña monopoliza el debate político.
La España oficial no habla de otra cosa. Hasta la prima de riesgo ha pasado a un segundo plano. Bien le gustaría al Gobierno que el souflé catalán bajara un poco, pero no está en su mano conseguirlo. El ministro de Educación, con esa capacidad de acuñar eslóganes, ha dado hilo a la cometa. Wert ha acuñado el concepto político de este otoño:“españolizar”.
Una cuña publicitaria eficaz, redonda, expresiva, contundente, rotunda, sencilla y muy convincente para millones de españoles. Ese pueblo orgulloso que dice la prensa internacional que somos ya tiene su divisa. “Españolizar” llega en el momento adecuado para subir la alicaída moral de los españoles. Según las encuestas, especialidad del ministro, el Estado autonómico está muy desacreditado a ojos de la opinión pública. Wert ha dado, pues, en la diana.
Aunque con ello ha echado una mano impagable a Artur Mas para seguir hablando de lo que a él le interesa. Lo de menos es que el objetivo del presidente catalán sea inalcanzable con las leyes actuales. Lo de más es que va ganando. En medio del desastre económico, los catalanes nacionalistas e independentistas son los únicos españoles –si se permite la expresión- que han encontrado una ilusión para no deprimirse ante la ruina.

viernes, 12 de octubre de 2012

CORRUPCIÓN CONTRA EL CANCER



QUERIDO LECTOR, NOS HA LLEGADO A "AGUANTOFORMO" ESTE CORREO. 

¿SERA VERDAD?

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El centro de investigación Príncipe Felipe (valencia) ha despedido a
108 trabajadores de los 258 empleados con los que contaba, 79 son
científicos, los que se quedan tienen una reducción de salario. Se han
cerrado 14 líneas de investigación, algunas eran sobre el cáncer,
parkinson o alzheimer.

Pero han gastado 3 millones de € organizando un campeonato de golf de
un fin de semana en Castellón. 15 millones de € en unas torres de
Calatrava que al final no se van a construir.

Han comprado "por un precio simbólico" la empresa Valmor Sports,
encargada de la organización de la formula 1, pero se hace cargo de 30
millones de € de deuda.

El viernes es el día mundial del Cáncer. Te agradecería que lo reenviaras.

El 93% no lo hará

Ah!!! La única petición es que mantengas esto circulando, aunque solo
sea a una persona más. Por la memoria de alguien que conozcas que ha
sido vencido por el cáncer o que aún vive con él.

lunes, 8 de octubre de 2012

Una teoría de la clase política española


En este artículo propongo una teoría de la clase política española para argumentar la necesidad imperiosa y urgente de cambiar nuestro sistema electoral para adoptar un sistema mayoritario. La teoría se refiere al comportamiento de un colectivo y, por tanto, no admite interpretaciones en términos de comportamientos individuales. ¿Por qué una teoría? Por dos razones. En primer lugar porque una teoría, si es buena, permite conectar sucesos aparentemente inconexos y explicar sucesos aparentemente inexplicables. Es decir, dar sentido a cosas que antes no lo tenían. Y, en segundo lugar, porque de una buena teoría pueden extraerse predicciones útiles sobre lo que ocurrirá en el futuro. Empezando por lo primero, una buena teoría de la clase política española debería explicar, por lo menos, los siguientes puntos:



  1. ¿Cómo es posible que, tras cinco años de iniciada la crisis, ningún partido político tenga un diagnóstico coherente de lo que le está pasando a España?
  2. ¿Cómo es posible que ningún partido político tenga una estrategia o un plan a largo plazo creíble para sacar a España de la crisis? ¿Cómo es posible que la clase política española parezca genéticamente incapaz de planificar?
  3. ¿Cómo es posible que la clase política española sea incapaz de ser ejemplar? ¿Cómo es posible que nadie-salvo el Rey y por motivos propios- haya pedido disculpas?
  4. ¿Cómo es posible que la estrategia de futuro más obvia para España -la mejora de la educación, el fomento de la innovación, el desarrollo y el emprendimiento y el apoyo a la investigación- sea no ya ignorada, sino masacrada con recortes por los partidos políticos mayoritarios?
En lo que sigue, argumento que la clase política española ha desarrollado en las últimas décadas un interés particular, sostenido por un sistema de captura de rentas, que se sitúa por encima del interés general de la nación. En este sentido forma una élite extractiva, según la terminología popularizada por Acemoglu y Robinson. Los políticos españoles son los principales responsables de la burbuja inmobiliaria, del colapso de las cajas de ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias. Estos procesos han llevado a España a los rescates europeos, resistidos de forma numantina por nuestra clase política porque obligan a hacer reformas que erosionan su interés particular. Una reforma legal que implantase un sistema electoral mayoritario provocaría que los cargos electos fuesen responsables ante sus votantes en vez de serlo ante la cúpula de su partido, daría un vuelco muy positivo a la democracia española y facilitaría el proceso de reforma estructural. Empezaré haciendo una breve historia de nuestra clase política. A continuación la caracterizaré como una generadora compulsiva de burbujas. En tercer lugar explicitaré una teoría de la clase política española. En cuarto lugar usaré esta teoría para predecir que nuestros políticos pueden preferir salir del euro antes que hacer las reformas necesarias para permanecer en él. Por último propondré cambiar nuestro sistema electoral proporcional por uno mayoritario, del tipo first-past-the-post, como medio de cambiar nuestra clase política.

La historia

Los políticos de la Transición tenían procedencias muy diversas: unos venían del franquismo, otros del exilio y otros estaban en la oposición ilegal del interior. No tenían ni espíritu de gremio ni un interés particular como colectivo. Muchos de ellos no se veían a sí mismos como políticos profesionales y, de hecho, muchos no lo fueron nunca. Estos políticos tomaron dos decisiones trascendentales que dieron forma a la clase política que les sucedió. La primera fue adoptar un sistema electoral proporcional corregido, con listas electorales cerradas y bloqueadas. El objetivo era consolidar el sistema de partidos políticos fortaleciendo el poder interno de sus dirigentes, algo que entonces, en el marco de una democracia incipiente y dubitativa, parecía razonable. La segunda decisión, cuyo éxito se condicionaba al de la primera, fue descentralizar fuertemente el Estado, adoptando la versión café para todos del Estado de las autonomías. Los peligros de una descentralización excesiva, que eran evidentes, se debían conjurar a partir del papel vertebrador que tendrían los grandes partidos políticos nacionales, cohesionados por el fuerte poder de sus cúpulas. El plan, por aquel entonces, parecía sensato.
Pero, tal y como le ocurrió al Dr. Frankenstein, lo que creó al monstruo no fue el plan, que no era malo, sino su implementación. Por una serie de infortunios, a la criatura de Frankenstein se le acabó implantando el cerebro equivocado. Por una serie de imponderables, a la joven democracia española se le acabó implantando una clase política profesional que rápidamente devino disfuncional y monstruosa. Matt Taibbi, en su célebre artículo de 2009 en Rolling Stone sobre Goldman Sachs “La gran máquina americana de hacer burbujas” comparaba al banco de inversión con un gran calamar vampiro abrazado a la cara de la humanidad que va creando una burbuja tras otra para succionar de ellas todo el dinero posible. Más adelante propondré un símil parecido para la actual clase política española, pero antes conviene analizar cuáles han sido los cuatro imponderables que han acabado generando a nuestro monstruo.
En primer lugar, el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas, ha creado una clase política profesional muy distinta de la que protagonizó la Transición. Desde hace ya tiempo, los cachorros de las juventudes de los diversos partidos políticos acceden a las listas electorales y a otras prebendas por el exclusivo mérito de fidelidad a las cúpulas. Este sistema ha terminado por convertir a los partidos en estancias cerradas llenas de gente en las que, a pesar de lo cargado de la atmósfera, nadie se atreve a abrir las ventanas. No pasa el aire, no fluyen las ideas, y casi nadie en la habitación tiene un conocimiento personal directo de la sociedad civil o de la economía real. La política y sus aledaños se han convertido en un modus vivendi que alterna cargos oficiales con enchufes en empresas, fundaciones y organismos públicos y, también, con canonjías en empresas privadas reguladas que dependen del BOE para prosperar.
En segundo lugar, la descentralización del Estado, que comenzó a principios de los 80, fue mucho más allá de lo que era imaginable cuando se aprobó la Constitución. Como señala Enric Juliana en su reciente libro Modesta España, el Estado de las autonomías inicialmente previsto, que presumía una descentralización controlada de “arriba a abajo”, se vio rápidamente desbordado por un movimiento de “abajo a arriba” liderado por élites locales que, al grito de “¡no vamos a ser menos!”, acabó imponiendo la versión de café para todos del Estado autonómico. ¿Quiénes eran y qué querían estas élites locales? A pesar de ser muy lampedusiano, Juliana se limita a señalar a “un democratismo pequeñoburgués que surge desde abajo”. Eso es, sin duda, verdad. Pero, adicionalmente, es fácil imaginar que los beneficiarios de los sistemas clientelares y caciquiles implantados en la España de provincias desde 1833, miraban al nuevo régimen democrático con preocupación e incertidumbre, lo que les pudo llevar, en muchos casos, a apuntarse a “cambiarlo todo para que todo siga igual” y a ponerse en cabeza de la manifestación descentralizadora. Como resultante de estas fuerzas, se produjo un crecimiento vertiginoso de las Administraciones Públicas: 17 administraciones y gobiernos autonómicos, 17 parlamentos y miles -literalmente miles- de nuevas empresas y organismos públicos territoriales cuyo objetivo último en muchos casos, era generar nóminas y dietas. En ausencia de procedimientos establecidos para seleccionar plantillas, los políticos colocaron en las nuevas administraciones y organismos a deudos, familiares, nepotes y camaradas, lo que llevó a una estructura clientelar y politizada de las administraciones territoriales que era inimaginable cuando se diseñó la Constitución. A partir de una Administración hipertrofiada, la nueva clase política se había asegurado un sistema de captura de rentas -es decir un sistema que no crea riqueza nueva, sino que se apodera de la ya creada por otros- por cuyas alcantarillas circulaba la financiación de los partidos.
En tercer lugar, llegó la gran sorpresa. El poder dentro de los partidos políticos se descentralizó a un ritmo todavía más rápido que las Administraciones Públicas. La idea de que la España autonómica podía ser vertebrada por los dos grandes partidos mayoritarios saltó hecha añicos cuando los llamados barones territoriales adquirieron bases de poder de “abajo a arriba” y se convirtieron, en la mejor tradición del conde de Warwick, en los hacedores de reyes de sus respectivos partidos. En este imprevisto contexto, se aceleró la descentralización del control y la supervisión de las Cajas de Ahorro. Las comunidades autónomas se apresuraron a aprobar sus propias leyes de Cajas y, una vez asegurado su control, poblaron los consejos de administración y cargos directivos con políticos, sindicalistas, amigos y compinches. Por si esto fuera poco, las Cajas tuteladas por los gobiernos autonómicos hicieron proliferar empresas, organismos y fundaciones filiales, en muchas ocasiones sin objetivos claros aparte del de generar más dietas y más nóminas.
Y en cuarto lugar, aunque la lista podría prolongarse, la clase política española se ha dedicado a colonizar ámbitos que no son propios de la política como, por ejemplo y sin ánimo de ser exhaustivo, el Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder Judicial, el Banco de España, la CNMV, los reguladores sectoriales de energía y telecomunicaciones, la Comisión de la Competencia… El sistema democrático y el Estado de derecho necesitan que estos organismos, que son los encargados de aplicar la Ley, sean independientes. La politización a la que han sido sometidos ha terminado con su independencia, provocando una profunda deslegitimación de estas instituciones y un severo deterioro de nuestro sistema político. Pero es que hay más. Al tiempo que invadía ámbitos ajenos, la política española abandonaba el ámbito que le es propio: el Parlamento. El Congreso de los Diputados no es solo el lugar donde se elaboran las leyes; es también la institución que debe exigir la rendición de cuentas. Esta función del Parlamento, esencial en cualquier democracia, ha desaparecido por completo de la vida política española desde hace muchos años. La quiebra de Bankia, escenificada en la pantomima grotesca de las comparecencias parlamentarias del pasado mes de julio, es sólo el último de una larga serie de casos que el Congreso de los Diputados ha decidido tratar como si fuesen catástrofes naturales, como un terremoto, por ejemplo, en el que aunque haya víctimas no hay responsables. No debería sorprender, desde esta perspectiva, que los diputados no frecuenten la Carrera de San Jerónimo: hay allí muy poco que hacer.

Las burbujas

Los cuatro procesos descritos en los párrafos anteriores han conformado un sistema político en el que las instituciones están, en el mal sentido de la palabra, excesivamente politizadas y en el que nadie acaba siendo responsable de sus actos porque nunca se exige en serio rendición de cuentas. Nadie dentro del sistema pone en cuestión los mecanismos de capturas de rentas que constituyen el interés particular de la clase política española. Este es el contexto en el que se desarrollaron no sólo la burbuja inmobiliaria y el saqueo y quiebra de la gran mayoría de las Cajas de Ahorro, sino también otras “catástrofes naturales”, otros “actos de Dios”, a cuya generación tan adictos son nuestros políticos. Porque, como el gran calamar de Taibbi, la clase política española genera burbujas de manera compulsiva. Y lo hace no tanto por ignorancia o por incompetencia como porque en todas ellas captura rentas. Hagamos, sin pretensión alguna de exhaustividad, un brevísimo repaso de las principales tropelías impunes de las últimas dos décadas: la burbuja inmobiliaria, las Cajas de Ahorro, las energías renovables y las nuevas autopistas de peaje.
La burbuja inmobiliaria española fue, en términos relativos, la mayor de las tres que estuvieron en el origen de la actual crisis global, siendo las otras dos la estadounidense y la irlandesa. No hay duda de que, como las demás, estuvo alimentada por los bajos tipos de interés y por los desequilibrios macroeconómicos a escala mundial. Pero, dicho esto, al contrario de lo que sucede en EE UU, las decisiones sobre qué se construye y dónde se construye en España se toman en el ámbito político. Aquí no se puede hablar de pecados por omisión, de olvido del principio de que los gestores públicos deben gestionar como diligentes padres de familia. No. En España la clase política ha inflado la burbuja inmobiliaria por acción directa, no por omisión ni por olvido. Los planes urbanísticos se fraguan en complejas y opacas negociaciones de las que, además de nuevas construcciones, surgen la financiación de los partidos políticos y numerosas fortunas personales, tanto entre los recalificados como entre los recalificadores. Por si el poder de los políticos –decidir el qué y el dónde- no fuese suficiente, la transmisión del control de las Cajas de Ahorro a las comunidades autónomas añadió a los dos anteriores el poder de decisión sobre el quién, es decir, el poder de decisión sobre quién tenía financiación de la Caja de turno para ponerse a construir. Esto supuso un salto cualitativo en la capacidad de captura de rentas de la clase política española, acercándola todavía más a la estrategia del calamar vampiro de Taibbi. Primero se infla la burbuja, a continuación se capturan todas las rentas posibles y, por último, a la que la burbuja pincha… ¡ahí queda eso! El panorama, cinco años después del pinchazo de la burbuja, no puede ser más desolador. La economía española no crecerá durante muchos años más. Y las Cajas de Ahorro han desaparecido, la gran mayoría por insolvencia o quiebra técnica. ¡Ahí queda eso!
Las otras dos burbujas que mencionaré son resultado de la peculiar simbiosis de nuestra clase política con el “capitalismo castizo”, es decir, con el capitalismo español que vive del favor del Boletín Oficial del Estado. En una reunión reciente, un conocido inversor extranjero lo llamó “relación incestuosa”; otro, nacional, habló de “colusión contra consumidores y contribuyentes”. Sea lo que sea, recordemos en primer lugar la burbuja de las energías renovables. España representa un 2% del PIB mundial y está pagando el 15% del total global de las primas a las energías renovables. Este dislate, presentado en su día como una apuesta por situarse en la vanguardia de la lucha contra el cambio climático, es un sinsentido que España no se puede permitir. Pero estas primas generan muchas rentas y prebendas capturadas por la clase política y, también hay que decirlo, mucho fraude y mucha corrupción a todos los niveles de la política y de la Administración. Para financiar las primas, las empresas y familias españolas pagan la electricidad más cara de Europa, lo que supone una grave merma de competitividad para nuestra economía. A pesar de esos precios exagerados, y de que la generación eléctrica tiene un exceso de capacidad de más del 30%, el sistema eléctrico español ostenta un déficit tarifario de varios miles de millones de euros al año y más de 24.000 millones de deuda acumulada que nadie sabe cómo pagar. La burbuja de las renovables ha pinchado y… ¡ahí queda eso!
La última burbuja que traeré a colación, aunque la lista es más larga (fútbol, televisiones…), es la formada por las innumerables infraestructuras innecesarias construidas en las últimas dos décadas a costes astronómicos para beneficio de constructores y perjuicio de contribuyentes. Uno de los casos más chirriantes es el de las autopistas radiales de Madrid, pero hay muchísimos más. Las radiales, que pretendían descongestionar los accesos a Madrid, se diseñaron y construyeron haciendo dejación de principios muy importantes de prudencia y buena administración. Para empezar, se hicieron unas previsiones temerarias del tráfico que dichas autopistas iban a tener. En la actualidad el tráfico no supera el 30% de lo previsto. Y no es por la crisis: en los años del boom tampoco había tráfico. A continuación ¿incomprensiblemente? el Gobierno permitió que los constructores y los concesionarios fuesen, esencialmente, los mismos. Esto es un disparate, porque al disfrazarse los constructores de concesionarios mediante unas sociedades con muy poco capital y mucha deuda, se facilitaba que pasara lo que acabó pasando: los constructores cobraron de las concesionarias por construir las autopistas y, al constatarse que no había tráfico, amenazaron con dejarlas quebrar. Los principales acreedores eran ¡oh sorpresa! las Cajas de Ahorro. Los más de 3.000 millones de deuda nadie sabe cómo pagarlos y acabarán recayendo sobre el contribuyente pero, en cualquier caso, ¡ahí queda eso!

La teoría

Termino aquí la parte descriptiva de este artículo en la que he resumido unos pocos “hechos estilizados” que considero representativos del comportamiento colectivo, no necesariamente individual, y esto es importante recordarlo, de los políticos españoles. Paso ahora a formular una teoría de la clase política española como grupo de interés.
El enunciado de la teoría es muy simple. La clase política española no sólo se ha constituido en un grupo de interés particular, como los controladores aéreos, por poner un ejemplo, sino que ha dado un paso más, consolidándose como una élite extractiva, en el sentido que dan a este término Acemoglu y Robinson en su reciente y ya célebre libro Por qué fracasan las naciones. Una élite extractiva se caracteriza por:
"Tener un sistema de captura de rentas que permite, sin crear riqueza nueva, detraer rentas de la mayoría de la población en beneficio propio".
"Tener el poder suficiente para impedir un sistema institucional inclusivo, es decir, un sistema que distribuya el poder político y económico de manera amplia, que respete el Estado de derecho y las reglas del mercado libre. Dicho de otro modo, tener el poder suficiente para condicionar el funcionamiento de una sociedad abierta -en el sentido de Popper- u optimista -en el sentido de Deutsch".
"Abominar la 'destrucción creativa', que caracteriza al capitalismo más dinámico. En palabras de Schumpeter "la destrucción creativa es la revolución incesante de la estructura económica desde dentro, continuamente destruyendo lo antiguo y creando lo nuevo".  Este proceso de destrucción creativa es el rasgo esencial del capitalismo.”Una élite extractiva abomina, además, cualquier proceso innovador lo suficientemente amplio como para acabar creando nuevos núcleos de poder económico, social o político".
Con la navaja de Occam en la mano, si esta sencilla teoría tiene poder explicativo, será imbatible. ¿Qué tiene que decir sobre las cuatro preguntas que se le han planteado al principio del artículo? Veamos:
  1. La clase política española, como élite extractiva, no puede tener un diagnóstico razonable de la crisis. Han sido sus mecanismos de captura de rentas los que la han provocado y eso, claro está, no lo pueden decir. Cierto, hay una crisis económica y financiera global, pero eso no explica seis millones de parados, un sistema financiero parcialmente quebrado y un sector público que no puede hacer frente a sus compromisos de pago. La clase política española tiene que defender, como está haciendo de manera unánime, que la crisis es un acto de Dios, algo que viene de fuera, imprevisible por naturaleza y ante lo cual sólo cabe la resignación.
  2. La clase política española, como élite extractiva, no puede tener otra estrategia de salida de la crisis distinta a la de esperar que escampe la tormenta. Cualquier plan a largo plazo, para ser creíble, tiene que incluir el desmantelamiento, por lo menos en parte, de los mecanismos de captura de rentas de los que se beneficia. Y eso, por supuesto, no se plantea.
  3. ¿Pidieron perdón los controladores aéreos por sus desmanes? No, porque consideran que defendían su interés particular. ¿Alguien ha oído alguna disculpa de algún político por la situación en la que está España? No, ni la oirá, por la misma razón que los controladores. ¿Cómo es que, como medida ejemplarizante, no se ha planteado en serio la abolición del Senado, de las diputaciones, la reducción del número de ayuntamientos…? Pues porque, caídas las Cajas de Ahorro -y ante las dificultades presentes para generar nuevas burbujas- la defensa de las rentas capturadas restantes se lleva a ultranza.
  4. Tal y como establece la teoría de las élites extractivas, los partidos políticos españoles comparten un gran desprecio por la educación, una fuerte animadversión por la innovación y el emprendimiento y una hostilidad total hacia la ciencia y la investigación. De la educación sólo parece interesarles el adoctrinamiento: las estridentes peleas sobre la Educación para la Ciudadanía contrastan con el silencio espeso que envuelve las cuestiones verdaderamente relevantes como, por ejemplo, el elevadísimo fracaso escolar o los lamentables resultados en los informes PISA. La innovación y el emprendimiento languidecen en el marco de regulaciones disuasorias y fiscalidades punitivas sin que ningún partido se tome en serio la necesidad de cambiarlas. Y el gasto en investigación científica, concebido como suntuario de manera casi unánime, se ha recortado con especial saña sin que ni un solo político relevante haya protestado por un disparate que compromete más que ningún otro el futuro de los españoles.
La teoría de las élites extractivas, por lo visto hasta aquí, parece dar sentido a bastantes rasgos llamativos del comportamiento de la clase política española. Veamos qué nos dice sobre el futuro.

La predicción

La crisis ha acentuado el conflicto entre el interés particular de la clase política española y el interés general de España. Las reformas necesarias para permanecer en el euro chocan frontalmente con los mecanismos de captura de rentas que sostienen dicho interés particular. Por una parte, la estabilidad presupuestaria va a requerir una reducción estructural del gasto de las Administraciones públicas superior a los 50 millardos de euros, un 5% del PIB. Esto no puede conseguirse con más recortes coyunturales: hacen falta reformas en profundidad que, de momento, están inéditas. Se tiene que reducir drásticamente el sector público empresarial, esa zona gris entre la Administración y el sector privado, que, con sus muchos miles de empresas, organismos y fundaciones, constituye una de las principales fuentes de rentas capturadas por la clase política. Por otra parte, para volver a crecer, la economía española tiene que ganar competitividad. Para eso hacen falta muchas más reformas para abrir más sectores a la competencia, especialmente en el mencionado sector público empresarial y en sectores regulados. Esto debería hacer más difícil seguir creando burbujas en la economía española.
La infinita desgana con la que nuestra clase política está abordando el proceso reformista ilustra bien que, colectivamente al menos, barrunta las consecuencias que las reformas pueden tener sobre su interés particular. La única reforma llevada a término por iniciativa propia, la del mercado de trabajo, no afecta directamente a los mecanismos de captura de rentas. Las que sí lo hacen, exigidas por la UE como, por ejemplo, la consolidación fiscal, no se han aplicado. Deliberadamente, el Gobierno confunde reformas con recortes y subidas de impuestos y ofrece los segundos en vez de las primeras, con la esperanza de que la tempestad amaine por sí misma y, al final, no haya que cambiar nada esencial. Como eso no va a ocurrir, en algún momento la clase política española se tendrá que plantear el dilema de aplicar las reformas en serio o abandonar el euro. Y esto, creo yo, ocurrirá más pronto que tarde.
La teoría de las élites extractivas predice que el interés particular tenderá a prevalecer sobre el interés general. Yo veo probable que en los dos partidos mayoritarios españoles crezca muy deprisa el sentimiento “pro peseta”. De hecho, ya hay en ambos partidos cabezas de fila visibles de esta corriente. La confusión inducida entre recortes y reformas tiene la consecuencia perversa de que la población no percibe las ventajas a largo plazo de las reformas y sí experimenta el dolor a corto plazo de los recortes que, invariablemente, se presentan como una imposición extranjera. De este modo se crea el caldo de cultivo necesario para, cuando las circunstancias sean propicias, presentar una salida del euro como una defensa de la soberanía nacional ante la agresión exterior que impone recortes insufribles al Estado de bienestar. También, por poner un ejemplo, los controladores aéreos presentaban la defensa de su interés particular como una defensa de la seguridad del tráfico aéreo. La situación actual recuerda mucho a lo ocurrido hace casi dos siglos cuando, en 1814, Fernando VII – El Deseado- aplastó la posibilidad de modernización de España surgida de la Constitución de 1812 mientras el pueblo español le jaleaba al grito de ¡vivan las “caenas”! Por supuesto que al Deseado actual –llámese Mariano, Alfredo u otra cosa- habría que jalearle incorporando la vigente sensibilidad autonómica, utilizando gritos del tipo ¡viva Gürtel! ¡vivan los ERE de Andalucía! ¡visca el Palau de la Música Catalana! Pero, en cualquier caso, las diferencias serían más de forma que de fondo.
Una salida del euro, tanto si es por iniciativa propia como si es porque los países del norte se hartan de convivir con los del sur, sería desastrosa para España. Implicaría, como acertadamente señalaron Jesús Fernández-Villaverde, Luis Garicano y Tano Santos en EL PAÍS el pasado mes de junio, no sólo una vuelta a la España de los 50 en lo económico, sino un retorno al caciquismo y a la corrupción en lo político y en lo social que llevaría a fechas muy anteriores y que superaría con mucho a la situación actual, que ya es muy mala. El calamar vampiro, reducido a chipirón, sería cabeza de ratón en vez de cola de león, pero eso nuestra clase política lo ve como un mal menor frente a la alternativa del harakiri que suponen las reformas. Los liberales, como en 1814, serían masacrados –de hecho, en los dos partidos mayoritarios, ya se observan movimientos en esa dirección.
El peligro de que todo esto acabe ocurriendo en un plazo relativamente corto es, en mi opinión, muy significativo. ¿Se puede hacer algo por evitarlo? Lamentablemente, no mucho, aparte de seguir publicando artículos como éste. Como muestran todos los sondeos, el desprestigio de la clase política española es inmenso, pero no tiene alternativa a corto plazo. A más largo plazo, como explico a continuación, sí la tiene.

Cambiar el sistema electoral

La clase política española, como hemos visto en este artículo, es producto de varios factores entre los que destaca el sistema electoral proporcional, con listas cerradas y bloqueadas confeccionadas por las cúpulas de los partidos políticos. Este sistema da un poder inmenso a los dirigentes de los partidos y ha acabado produciendo una clase política disfuncional. No existe un sistema electoral perfecto -todos tienen ventajas e inconvenientes- pero, por todo lo expuesto hasta aquí, en España se tendría que cambiar de sistema con el objetivo de conseguir una clase política más funcional. Los sistemas mayoritarios producen cargos electos que responden ante sus electores, en vez de hacerlo de manera exclusiva ante sus dirigentes partidarios. Como consecuencia, las cúpulas de los partidos tienen menos poder que las que surgen de un sistema proporcional y la representatividad que dan de las urnas está menos mediatizada. Hasta aquí todo son ventajas. También hay inconvenientes. Un sistema proporcional acaba dando escaños a partidos minoritarios que podrían no obtener ninguno con un sistema mayoritario. Esto perjudicaría a partidos minoritarios de base estatal, pero beneficiaría a partidos minoritarios de base regional. En cualquier caso, el rasgo relevante de un sistema mayoritario es que el electorado tiene poder de decisión no solo sobre los partidos sino también sobre las personas que salen elegidas y eso, en España, es ahora una necesidad perentoria que compensa con creces los inconvenientes que el sistema pueda tener.
Un sistema mayoritario no es bálsamo de Fierabrás que cure al instante cualquier herida. Pero es muy probable que generase una clase política diferente, más adecuada a las necesidades de España. En Italia es inminente una propuesta de ley para cambiar el actual sistema proporcional por uno mayoritario corregido: dos tercios de los escaños se votarían en colegios uninominales y el tercio restante en listas cerradas en las que los escaños se distribuirían proporcionalmente a los votos obtenidos. Parece ser que el Gobierno “técnico” de Monti ha llegado a conclusiones similares a las que defiendo yo aquí: sin cambiar a una clase política disfuncional no puede abordarse un programa reformista ambicioso. Y es que, como le oí decir una vez a Carlos Solchaga, un “técnico” es un político que, además, sabe de algo. ¿Para cuándo una reforma electoral en España? ¿Habrá que esperar a que lleguen los “técnicos”?
César Molinas publicará en 2013 un libro titulado “¿Qué hacer con España?”. Este artículo corresponde a uno de sus capítulos.
PUBLICADO EN EL PAIS - POLITICA -

sábado, 6 de octubre de 2012

Regimen Economico Congreso de los Diputados


 

Montoro cobra dietas de alojamiento con 3 pisos propios en Madrid


Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y diputado del PP por Sevilla, se embolsa 1.823,86 euros mensuales del Congreso en dietas de alojamiento y manutención, pese a que tiene tres pisos en propiedad en Madrid. Ninguno de los 10 miembros del Gobierno que ocupan un escaño en la Cámara Baja, incluidos Mariano Rajoy y el propio Montoro, ha renunciado a cobrar ese complemento.


El ministro de Hacienda, uno de los cerebros del severo plan de ajuste impulsado por el Gobierno, que incluye drásticos recortes en el salario de los funcionarios, las ayudas a los desempleados y las prestaciones a los dependientes, además de una contundente subida de impuestos, suma esa ayuda del Congreso a su salario oficial, que asciende a 64.053,79 euros anuales.

Montoro, casado en régimen de separación de bienes, posee tres viviendas en Madrid. La primera es un chalé adosado en la Sierra, que adquirió en 1988; la segunda la recibió en herencia en 1997; y la tercera la compró en 2005 con ayuda de un préstamo hipotecario de 360.000 euros concedido por Barclays, deuda que prácticamente había saldado -a falta de 14.000 euros- cuando presentó su declaración de bienes en el Congreso, el pasado mes de noviembre.

Otra casa en Alicante

El titular de Hacienda, cargo que ya ocupó entre 2000 y 2004 en el Gobierno de José María Aznar, posee también una casa en Alicante y una plaza de garaje en Madrid. Una de las cuatro viviendas de su propiedad la tiene actualmente alquilada, y percibe como renta unos ingresos netos de 10.200 euros anuales.

Montoro no cobra el sueldo de diputado porque la ley de incompatibilidades prohíbe percibir a la vez dos retribuciones de las Administraciones públicas, pero sí ingresa las dietas -exentas de tributación- que paga el Congreso a los 350 diputados para "afrontar los gastos de alojamiento y manutención en la capital", que ascienden a 870,56 euros en el caso de los parlamentarios de Madrid y 1.823,86 para los elegidos en las demás circunscripciones, como es el caso del ministro de Hacienda.

Aunque nacido en Jaén, Montoro encabezó la candidatura del PP por Sevilla en las recientes elecciones generales. En las cinco legislaturas anteriores también obtuvo un escaño en el Congreso -primero por Madrid, más tarde por Jaén y de nuevo por Madrid-, si bien en 2004 renunció a su acta de diputado para presentarse a las elecciones al Parlamento Europeo como número seis en la lista de su partido.
 5/10/2012

viernes, 5 de octubre de 2012



El debate está servido, y muy caliente. Lo comenzó el diputado de UPyD por Valencia, el actor Toni Cantó, al anunciar que renunciaba a la dieta mensual a la que tiene derecho al ser electo por una provincia distinta a Madrid. Rechazaba la ayuda de 1.823 euros mensual espera afrontar gastos de alojamiento y manutención porque ya tiene casa en la capital, concretamente dos, "y sería un timo cobrarla".

Como ya publicó 20 minutos este lunes, de los 314 diputados que han sido elegidos por una circunscripción distinta a la madrileña,62 tienen vivienda en Madrid: 34 del PP, 25 del PSOE; uno de CiU; uno de Coalición Canaria y Toni Cantó. Ninguno ha seguido de momento el gesto del parlamentario de UPyD, que cobra la dieta y la dona a una ONG.

Los dos grandes partidos, PP y PSOE, quisieron hacer pública este martes su opinión sobre este tema: no modificarán ni derogarán esta dieta. El presidente del Congreso, el popular Jesús Posada, también aseguró que no es partidario, "en principio", de cambiar el sistema de las dietas de alojamiento, pero matizó que estudiará toda propuesta que se le presente al respecto.

La primera va a ser con toda seguridad la de UPyD. "Será una de las medidas dentro de la amplia reforma del reglamento del Congreso que vamos a proponer", explicó a este diario un portavoz del partido de Rosa Díez. La portavoz del PSOE, Soraya Rodríguez, criticó que se esté "continuamente" poniendo en cuestión la legitimidad de los cargos públicos con "medidas populistas". CiU también se opone a retocar esta dieta.

Por kilómetros

Una de las afectadas, Patricia Hernández (PSOE), elegida por Tenerife y con piso en Madrid, plantea la posibilidad de que esta dieta se fije en función de los kilómetros que separan a cada diputado de su circunscripción con Madrid.
Rafael Hernando, diputado del PP por Almería y con piso en Madrid, defiende que las retribuciones de los parlamentarios no deben depender de sus patrimonios personales y plantea que todos, sean elegidos por Madrid o Almería, reciban una ayuda única para alojamiento y manutención, "ya que el trabajo de un parlamentario no se ciñe solo a la capital o su circunscripción, sino a toda España". Por su lado, PNV e Izquierda Plural están dispuestos a estudiar una reforma de estas ayudas.

Todos los gastos de viaje pagados

La dieta de 1.823 euros para los electos de fuera de Madrid y de 870 euros para los electos por la capital es solo una ayuda para alojamientos y comida. Para moverse por España, sus señorías tienen pagados todos los gastos en transporte público y un límite de 3.000 euros anuales en taxis. En caso de optar por desplazarse con su coche propio, se les paga el kilómetro a 0,25 euros previa justificación.




Cobro Alojamiento y Manutención Diputados

Hola, este Blog pretende lanzar preguntas que me llegan. 
Sin acritud espero abrir un debate, que todos participeis y que alguien se sensibilize.


"Las honestas palabras dan indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe"- D. Quijote de la Mancha


Según el Reglamento Económico del Congreso de los Diputados, cada diputado electo en una provincia diferente de Madrid recibe una pensión de 1.823 euros para afrontar gastos de alojamiento y manutención en sus estancias en Madrid. De los 350 diputados españoles, 314 han sido elegidos por una circunscripción distinta a la madrileña.

Y de estos 314, según se publicaba recientemente, 62 tienen vivienda en Madrid: 34 del PP, 25 del PSOE; uno de CiU; uno de Coalición Canaria y uno de UPyD, Toni Cantó, el único que ha donado a una ONG su dieta porque, al tener dos casas en Madrid considera “que sería un timo”.

Pero parece que otros no piensan lo mismo. Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda y diputado del PP por Sevilla, se embolsa 1.823,86 euros mensuales del Congreso en dietas de alojamiento y manutención, pese a que tiene tres pisos en propiedad en Madrid.

De hecho, ninguno de los 10 miembros del Gobierno que ocupan un escaño en el Congreso, incluidos Mariano Rajoy y el propio Montoro, ha renunciado a cobrar ese complemento.

 Que los diputados sean ejemplo de la austeridad que están exigiendo a los ciudadanos. (Fuente ANA MARIA CASTILLO CLAVERO - GRACIAS)